De tablillas de arcilla a E-books, la evolución del libro a lo largo de la historia
by twa_admin
Desde los tiempos ancestrales, la humanidad ha buscado incansablemente formas de plasmar sus pensamientos y conocimientos en registros escritos. Con la evolución del libro a lo largo de la historia, esta búsqueda ha dado lugar a una increíble evolución en la forma en que los libros se producen, distribuyen y consumen.
Desde los rudimentarios métodos de inscripción en tablillas de arcilla de la antigua Mesopotamia hasta la sofisticada era de los libros electrónicos en la actualidad, la historia del libro es un relato fascinante de innovación y transformación.
En este viaje a través del tiempo, verás los hitos más destacados que han dado forma a la manera en que el conocimiento y la narrativa han llegado a nuestras manos.
El comienzo del libro con las tablillas de piedra
En los inicios de la evolución del libro, en el 4000 a.C., un período que nos transporta a un concepto de libro radicalmente diferente al actual. Antes de este punto, no se había desarrollado ningún sistema de escritura conocido. Fueron los sumerios, antiguos habitantes de Mesopotamia, quienes forjaron el primer sistema de escritura documentado: la escritura cuneiforme.
La forma de libro más antigua, según los historiadores, consistía en aquellas pequeñas tablillas de arcilla, madera, marfil u otros materiales que se utilizaban como soporte para la escritura. Aunque no se tiene constancia de ello, probablemente el primer libro de la historia puede tener su origen en la antigua civilización mesopotámica por los sumerios en el IV milenio a.C.
Los papiros del antiguo Egipto
El papiro, papel de los antiguos egipcios, se confeccionaba a partir de la planta Cyperus papyrus que prosperaba a orillas del Nilo hace 5.000 años. Alcanzando hasta 5 metros de altura, este junco adquirió un estatus divino en la civilización egipcia. Asociado a la diosa Uadyet y plasmado en templos y ceremonias religiosas.
Una de sus cualidades destacadas radica en su capacidad de ser prensado y secado, convirtiéndose así en el soporte de escritura preferido, reemplazando las tablillas mesopotámicas. Su producción era un secreto real y su exportación en rollos lo hizo apreciado en el Mediterráneo antiguo.
Con Alejandro Magno, el uso del papiro egipcio se difundió, pero decayó en el siglo V d.C. Reemplazado por el pergamino, desapareció en el siglo XI con la llegada del papel a Europa.
En la Roma antigua, coexistió con el pergamino. Se conservan hoy alrededor de 500.000 papiros escritos en varios idiomas. Se clasificaron en ocho tipos según su calidad, con nombres que reflejaban su origen y uso.
La revolución de la escritura con el Pergamino
El pergamino revolucionó la escritura, solucionando problemas del papiro. Históricamente, los egipcios ya usaban cuero preparado para escribir desde el 2500 a.C., pero su producción masiva y popularidad surgieron en el siglo III a.C., gracias a los hábiles fabricantes griegos de Pérgamo, Turquía.
Bajo el reinado de Eumenes I o posiblemente Eumenes II, las técnicas de elaboración del pergamino avanzaron significativamente. Esto liberó a las naciones mediterráneas de la dependencia del papiro importado de Alejandría.
Las antiguas tabletas de cera
La escritura portátil y reutilizable se remonta a la Antigüedad y la Edad Media. Cicerón hace referencia al uso de cera en sus cartas, y algunos ejemplos de tabletas de cera se han encontrado en depósitos anegados en el fuerte romano de Vindolanda en el Muro de Adriano. Museos europeos exhiben libros de tabletas de cera medievales.
La escritura en cera se realizaba con un estilete puntiagudo, mientras que una especie de espátula servía como borrador. La expresión «borrón y cuenta nueva» tiene su equivalente en la expresión latina «tabula rasa».
Estas tabletas se utilizaban para diversos propósitos, como tomar notas o registrar cuentas comerciales. También se empleaban formas tempranas de taquigrafía.
El códice
La revolución actual, al igual que la antigua, generó diversas reacciones entre los lectores. Los romanos los denominaban «códices», un término que proviene del latín «caudex» (corteza, tronco de árbol). Estos códices tenían una apariencia similar a los libros modernos: contaban con una cubierta de madera o a veces de hojas de papiro o pergamino pegadas, y en su interior albergaba hojas de papiro escritas en ambos lados.
La innovación clave radica en su comodidad: los códices eran compactos, sus páginas se volteaban con facilidad, y contaban con números de página e índices para una rápida consulta.
Manuscritos iluminados
Los manuscritos iluminados, auténticas joyas artísticas, tienen una historia fascinante. En el año 105 d.C., en la remota China, Cai Lun dio vida al papel. No obstante, pasó un tiempo antes de que viéramos el nacimiento del primer libro encuadernado con páginas de papel. Fue en el período entre los años 400 y 600 d.C. cuando emergieron los primeros manuscritos iluminados en hojas de pergamino.
Las últimas épocas de la evolución del libro
La evolución del libro se entrelaza con la evolución de la imprenta, que comenzó en el siglo VI d. C. en China con la invención de la impresión en bloques de madera. Los caracteres en relieve se cubrían de tinta y se estampaban en el papel. Uno de los primeros textos impresos de esta manera, fechado en 868 d. C., es una copia del «Sutra del Diamante».
Un hito crucial fue la creación de los tipos móviles en China en 1041 y su perfeccionamiento por Wang Zhen en 1298. Johannes Gutenberg, un orfebre alemán, llevó esta innovación a Europa y produjo la famosa «Biblia de Gutenberg» en 1455.
En 1501, Aldo Pio Manuzio introdujo libros de bolsillo y la cursiva, democratizando el acceso a la literatura clásica.
En los años 70, el Proyecto Gutenberg dio origen a los libros electrónicos, pero fue en el siglo XXI cuando se adoptaron para la publicación masiva. El primer e-book comercial, «Riding the Bullet» de Stephen King, se lanzó en 2000 y vendió 400,000 copias en un día.
Hoy, los e-books conviven con los libros impresos, cada uno con su encanto único.
twa_admin
Conocido tambien como el Poeta de la Revolucion Tarek William Saab Halabi es un poeta venezolano que ha editado 11 libros, algunos de ellos en Cuba, Colombia, México, Argentina, Siria y China; ganando varios certámenes literarios nacionales. Libros publicados. Los ríos de la ira (Caracas, 1987). El Hacha de los Santos (Caracas, 1992). Príncipe de lluvia y duelo (Caracas, 1992). Al Fatah (México, 1994). Ángel Caído Ángel (Caracas, 1998). Cielo a media asta (Argentina, 2001. Venezuela, 2003. Cuba, 2003). Cuando pasen las carretas (Caracas, 2004). Poemas selectos (Colombia, 2005) Los niños del infortunio (Cuba, 2006. China, 2007). Memorias de Gulan Rubani (Caracas, 2007). Un paisaje boreal (Valencia, 2008. Caracas, 2009). Tarek William Saab ha escrito una poesía que inicialmente tuvo un sentido social asociado a la tradición latinoamericana que caracterizó a los poetas Juan Gelman, Ernesto Cardenal, Roque Dalton y Víctor Valera Mora, para luego evolucionar a una literatura mucho más personal, atenta a los sonidos del paisaje, la religiosidad, al lenguaje del amor y la rebelión individual; manifiesta a partir de la edición del poemario Príncipe de Lluvia y Duelo. Ha obtenido por su trabajo literario diversos premios en certámenes de poesía: Primer finalista de la III Bienal “Francisco Lazo Marti” del Ateneo de Calabozo (1987). Mención de honor en el premio internacional de poesía Ko-Eyù latinoamericano (1987), Primer finalista de la I Bienal Neoespartana de literatura “Ángel Félix Gómez” (1991). Mención de honor Bienal de poesía Daniel Camejo Acosta (Portuguesa 1991). Premio de Poesía de la U.C.V (1991). Premio de poesía “Esta tierra de Gracia”, Casa Ramos Sucre (1992). Primer finalista del Premio Conac Poesía (1999) Participante en el “Encuentro Iberoamericano de Jóvenes Escritores – Literatura y compromiso” realizado en Málaga, España (1993). Tarek William Saab en su juventud fue un líder estudiantil y militante de movimientos de extrema izquierda.
