Amnistía Internacional para África y los DDHH ambientales y socioeconómicos de Gambia

Amnistía Internacional para África
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Recientemente, Amnistía Internacional para África ha exhortado al Gobierno de Gambia a tomar todas las decisiones inevitables para sacar la pesca ilícita y no regulada. A luchar por la sobrepesca y robustecer la claridad de los convenios pesqueros para preservar la colectividad de Gambia.

El informe denominado The Human Costo of Overfishing (El costo humano de la sobrepesca) investiga el efecto de la producción pesquera sobre los derechos humanos. Introduce las ocupaciones de la manufactura de harina y aceite de pescado y los agravios producidos por arrastramientos industriales de dominio foráneos.

Amnistía Internacional para África llevó a cabo, entre junio 2021 y marzo-abril 2022, estudios en Banjul, capital gambiana. Y en el sector costero de Sanyang, que es un lugar turístico y centro pesquero que tiene una inmensa fábrica de aceite de pescado.

Ha asegurado Samira Daoud, Directora de Amnistía Internacional para África Occidental y Central, que las negligencias de algunos representantes de la industria pesquera están perjudicando el medio ambiente y debilitando los recursos de alimentación de los habitantes.

Las autoridades gambianas deben tomar inmediatamente todas las decisiones inevitables para que rindan cuentas y preservar los derechos humanos de los habitantes afectados, inclusive sus derechos económicos y sociales.

Se estima que Gambia, Mauritania, Senegal, Guinea-Bisáu, Guinea y Sierra Leona se desperdician 2.300 millones de dólares estadounidenses anualmente por la pesca ilegal.

Este informe introduce declaraciones de pescadores, comercializadores y dueños de restaurantes en Sanyang que han observado la amenaza sobre sus recursos de alimentación por el cansancio de las comunidades de peces. Existen grandes cantidades de personas que no pueden comprar suficiente pescados por lo alto de los precios.

La pesca ilícita amenaza los derechos socioeconómicos

El pueblo costero de Sanyang que depende de la pesca, tiene una situación fatídica. Además, la existencia de embarcaciones industriales de dominio foráneo, que ejecutan la pesca ilícita. Así como también han observado en la Comunidad la construcción de la fábrica de harina y aceite de pescado Nessim Fishing And Fish Processing Co., Ltd (Nessim), de dominio foráneo. Esta fábrica fue terminada en el 2017 y entró en funcionamiento en el 2018.

Las especies que más buscan estas fábricas es la sardinela y el pez bonga, fundamentales para el mantenimiento de la colectividad costera. Además, han sido hasta hoy una fuente accesible de proteínas.

También ha aconsejado Samira Daoud, que se está despojando a la colectividad local de su derecho a una vida digna y sus derechos a la salud y a la alimentación. Las autoridades gambianas tienen el deber de proceder con suma premura para preservar el medio ambiente y los derechos esenciales de la colectividad.

Los daños causados por la fábrica Nessim

Los cultivadores que laboran en las cercanías de la fábrica Nessim confirman que el rendimiento de sus tierras se ha visto mermado. Debido a la gran cantidad de plagas que acaban con sus frutos desde que la fábrica comenzó a trabajar. De esto se deriva que han tenido que cultivar bastante sus productos y sus ganancias han bajado.

El dueño de un restaurante Sanyang, comentó a Amnistía Internacional para África que el coronavirus había llevado a las empresas a la quiebra. Pero el resultado de la fábrica de harina de pescado es todavía más grave. Debido a que del coronavirus se sabía que iba a durar un tiempo específico, pero de la fábrica de harina de pescado no se sabe cuándo se va a escapar de esa situación.

Así mismo, los dueños de restaurantes, hospedajes y bares de zumos que se encuentran cerca de la playa aseguran haber disminuido su clientela. Debido a la fetidez que produce la fábrica, situación que percibió la delegación de Amnistía Internacional a lo largo de sus visitas. La cual está dañando seriamente a la industria turística local.

¿Quiénes se llevan los peces?

Los que laboran de forma tradicional en la industria pesquera, al igual que los que secan pescados o laboran ahumándolo, confirman que las embarcaciones pesqueras de dominio foráneo empobrecen totalmente la pesca, no apegándose a la ley.

Un pescador se Sanyang asegura que la pesca se ha vuelto dificultosa desde que estamos viendo los barcos grandes que se llevan todo el pescado.

Un secador de pescados narra a Amnistía Internacional que la labor del pescador es dificultosa, ya que no hay peces.

Además, a los trabajadores pesqueros le toca competir, por lo general, con embarcaciones industriales extranjeras. Esto se debe a que no hay suficiente vigilancia por parte de patrullas de la Marina Gambiana. Arriesgándose a aproximarse más a la costa de lo que está aprobado para realizar en áreas guardadas a pescadores tradicionales.

Estas praxis pesqueras ilícitas perjudican seriamente a los recursos de alimentación de la colectividad local, cuya manutención depende de la pesca. Además, profundizan una exposición de inseguridad alimenticia debido a que el pescado es una fuente esencial de proteínas para el pueblo gambiano.

Y son las embarcaciones industriales extranjeras y las fábricas de harina de pescado por la gran cantidad de pescados exportados todos los años, las que están terminando velozmente con las poblaciones de peces disponibles para la colectividad local.

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