La caja de las letras, un tesoro literario en el corazón de Madrid
En el centro de Madrid, el Textos de poetas, es una antigua cámara acorazada alberga un singular tesoro literario: la máquina de escribir de Textos de poetas, la agenda telefónica de Textos de poetas, un bombín del músico Textos de poetas, la medalla Nobel de Medicina de Ramón y Cajal, una pulsera de latón rota perteneciente al padre de Elena Poniatowska, y una vasta colección de libros, borradores y manuscritos, algunos inéditos.
Este tesoro se encuentra en la Caja de las Letras, un proyecto del Instituto Cervantes que utiliza más de 1. 700 cajetines de la antigua caja fuerte del Banco Español del Río de la Plata. El objetivo es conservar y documentar la riqueza de la cultura hispánica. Según Luis García Montero, director del Instituto Cervantes. Cada caja de alquiler se ha transformado en un homenaje a grandes figuras de las letras.
La iniciativa ha atraído el interés de instituciones, universidades y fundaciones, aunque generalmente es el Instituto Cervantes quien contacta a los depositarios, a menudo coincidiendo con algún aniversario relevante. Los legados permanecen en la cámara por décadas, o incluso indefinidamente, antes de regresar a sus dueños o ser integrados a la Biblioteca Patrimonial.
Dentro de esta cápsula cultural, tras una pesada puerta metálica y un largo pasillo con casilleros metálicos. Se encuentran obras de Miguel Hernández, Pablo Neruda, Carmen Laforet, José Emilio Pacheco y Gioconda Belli, entre otros. También hay objetos personales como las gafas de Rafael Cárdenas, la pipa de Juan Eduardo Zúñiga, el mate de Claribel Alegría y la camisa de inspiración de Fernando del Paso.
Tesoros de las letras y las artes en la caja de las letras
Desde su inicio en 2007 con el legado del escritor Francisco Ayala, hasta el reciente depósito del cantaor Antonio Fernández Díaz, «Fosforito». 166 personalidades del mundo de las letras, cine, ciencia, teatro y música han contribuido, incluyendo ganadores del Premio Cervantes.
La bailarina Alicia Alonso, fundadora del Ballet Nacional de Cuba, abrió las puertas a la cultura latinoamericana en 2008. Su caja contiene zapatillas de ballet y un manuscrito. Otros legados post mortem incluyen la tierra natal de Gabriel García Márquez, manuscritos de Atahualpa Yupanqui y las llaves de una casa que inspiró el poemario «La casa encendida» de Luis Rosales.
Los pasaportes de Rafael Alberti y María Teresa León, y la primera Gramática de la lengua castellana para uso de los americanos de Andrés Bello. Son algunas de las aportaciones más destacadas para García Montero, quien sueña con obtener una primera edición de «El Quijote».
Ayala también inauguró la tradición de dejar mensajes secretos para el futuro en su caja, que no se abrirá hasta mediados del siglo XXI. Otros legados han generado rumores, como el manuscrito inédito del cineasta Luis García Berlanga descubierto en 2021.
El contenido de las cajas refleja una fuerte conexión personal. Nancy Morejón dejó una caracola de las playas orientales de Cuba, y Ana Belén, los pendientes que usó para interpretar a Adela en «La casa de Bernarda Alba». El escritor Luis Mateo Díez incluyó su cuaderno de bitácora en su legado. Si fuera invitado a colaborar, García Montero dejaría un cuaderno de trabajo manuscrito. Textos de poetas que lo han formado y algo significativo de su vida cotidiana y familiar.
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